domingo, 2 de noviembre de 2014

A la francesa.

Si existe algo que me dé más miedo
que poder morir sin haber tenido tiempo
de haber hecho algo por este mundo insensible
que se cree capaz de vivir sin arte
es la idea de conseguir (sobre)vivir hasta los ochenta
gracias a haberme convertido en la mujer
que se suponía que debía de ser
-y no en la que a mí me hubiera dado la gana-.
Esa que va a trompicones por los últimos años de su vida
mientras aguarda,
paciente y sumisa,
a que le llegue el momento
para poder marcharse de la vida a la francesa
sin hacer ruido
ni haber dejado huella.

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